viernes, 6 de abril de 2012

Arde Barcelona.

A raíz de la batalla campal que se organizó en Barcelona, estoy pensando mucho en lo que queremos y en cómo conseguirlo.
Lo primero que me ha ocupado largas horas de vacío en el taxi, es saber cómo me gustaría que fuera el mundo. Y la verdad es que puedo vislumbrar una idea de lo que me gustaría, pero ese no es ahora el tema, la esencia es que también he podido conversar con algunos clientes acerca de estos temas y he visto que en lineas generales estoy de acuerdo con algunos, con otros su idea no afecta a la mía, y con otros su proyecto entra en conflicto con el mío. Así que mi primera pregunta es si podemos tener todos el mundo que queremos, y visto lo visto... Creo que No. Así que, en efecto esto es la guerra.
En este punto parece que lo de Barcelona fue una batalla de la guerra que se está librando. Pero yo no quiero quemar nada, ni tirar piedras a nadie... mis principios son otros, no creo en nuevos mundos maravillosos que tienen sangre en sus cimientos. 
Otra vez llevo mi duda a la calle, la paseo por la ciudad y espero... Al cabo de muchos kilómetros van surgiendo respuestas a golpe de taxímetro, la revolución silenciosa, la de las hormigas.

Un cliente me cuenta que tiene hormigas en casa, y que el técnico le ha explicado que lo que hace que sean tan difíciles de erradicar es que cuando tu las ves, hace ya tiempo que están en tu casa, cavando túneles, y creando una estructura muy sólida que es el núcleo desde el que se van expandiendo. De hecho lo que nosotros vemos es una pequeña rama de un gigantesco árbol. Cuando exterminas las hormigas de tu casa, sencillamente, el hormiguero sigue creciendo por otros lados.
Es la revolución silenciosa, al final resulta que se trata de juntarse con los que quieren lo mismo que yo, y ser la rama de algo más grande. Y que ese árbol seamos todos los que logremos ponernos de acuerdo en lo básico. Siempre habrá gente que no quiera participar, pero si somos muchos, nosotros pondremos las reglas del juego. Seremos difíciles de erradicar.


jueves, 22 de marzo de 2012

El caballero andante

Cuando me ofrecieron la posibilidad de ser taxista, de entrada me pareció una mala idea, no me veía tantas horas al volante ya que conducir no me apasiona. Luego la idea fue madurando en mi interior, y recuperé de mi memoria al taxista que yo conocía, ninguno en concreto, solo el concepto de aquel hombre que está en la calle y que si necesitas ayuda, se ofrece sin problemas. Recordé aquella frase que le decía mi abuela a mi madre, y mi madre a mi hermana: “Si tienes un problema, sube a un taxi y vuelve a casa.“
El concepto del taxista que ayuda a las personas que se van cruzando en su camino, y eso es lo que me atrae de este oficio, al pasar tantas horas en la calle, dando vueltas y vueltas, y pasando muchas horas solo, estoy cerca de la vida de la gente.
Soy un romántico empedernido, y me encanta la figura del caballero andante: ayudar a entrar y salir a esa abuelita encantadora; llevar a casa a esa jovencita de madrugada, esperando a que entre en su portal para asegurarme que llega bien a casa.
Son historias que me nutren, como esa abuela que al llevarla del taxi a su portal agarrada a mi brazo, me dijo: " mira que novio más joven me ha salido!"
Me gusta el trabajo que hago, no por el trabajo en si, que no tiene mucho jugo, sino porque me da la posibilidad de estar a pie de calle, dispuesto a ayudar.
Y el tiempo te va curtiendo, y te va enseñando a distinguir las personas que dicen la verdad de los que fingen, cómo aquel chico que decía que se había hecho daño en un pie, cojeaba mucho y me pedía que le llevara a una discoteca! evidentemente le ofrecí llamar a una ambulancia o llevarle a Urgencias pero no a una discoteca.

martes, 6 de marzo de 2012

Mirando el mundo por un agujero

Estoy a punto de cumplir mi primer año al volante de un taxi. Han sido muchas horas diarias de tarde y noche, y este tiempo compartiendo calles con otros taxistas me ha permitido ir descubriendo este sector y sus particularidades.
Es un mundillo curioso, que a lo largo de los años ha ido creando sus costumbres y sus rituales.
Cuando uno empieza a conducir un taxi sin saber nada, lo primero que se encuentra es EL RESPETO, una palabra que los taxistas citan con bastante asiduidad. El respeto es la ley no escrita que ordena en cierta manera el día a día de los taxistas, es el que hace que los taxistas libres no se adelanten los unos a otros, o que después de desencochar (cuando el cliente sale del taxi) en lugar de seguir por esa calle, giren en la primera travesía y así dejar los posibles clientes de esa calle a los taxistas que circulan y todavía no han encochado (cuando un cliente entra en el taxi).
El respeto es un bonito concepto, significa que las formas están por delante del afán monetario.
Por otro lado hay muchos taxistas que ya no tienen respeto, ni por los otros taxistas, ni por los clientes, y ponen sus ansias de ganar dinero por encima de todo. No entraré en describir sus artimañas, solo decir que usan su imaginación al máximo para conseguir engañar como un trilero en las ramblas.
El tema más importante desde mi punto de vista es la visión, en el sector del taxi de Barcelona falta visión y sobran dedos señalando.
Me explico, el trabajo en los últimos años ha disminuido, y por lo tanto los ingresos de los taxistas. Ante tal contratiempo, lo lógico en cualquier empresa que se precie de ser emprendedora, sería buscar nuevos mercados y hacer su oferta más atractiva. Por ejemplo: depurar el sector de malas praxis, ser más atentos con los clientes, mejorar nuestros idiomas para hablar con los turistas, informarnos de los restaurantes recomendados para cuando nos pregunten, tener los coches limpios, ajustar precios y que estos sean entendibles para los clientes... son solo algunas ideas.

Que han hecho los taxistas?
Decir que sobran taxis y acotar las horas de trabajo para reducir el número de taxis en la calle. Su reflexión: como hay menos demanda tenemos que reducir la oferta. Bien! Así han crecido las grandes empresas!
Hace tiempo el taxista gozaba de una imagen, se le respetaba y se le admiraba, ahora ya no. Y no puede ser que le demos la culpa a los clientes, porque los clientes tienen la razón.
Algo habrán hecho los taxistas de esta ciudad, para que su imagen haya pasado de un caballero andante servicial y atento, a un espabilado que te da una vuelta para cobrarte de más, o que te lleva a un restaurante porque le dan comisión.


viernes, 24 de febrero de 2012

[ Kit Kat ]

Hoy tomo este espacio en blanco en mi pantalla a modo de pizarra, en la que poder ordenar mis pensamientos y sensaciones.
El punto de partida es claro, ayer decidí parar de estar informado acerca de lo que ocurre en el mundo, y en concreto todas aquellas noticias que tienen que ver con la CRISIS. El detonante fue el comentario de una amiga:"Héctor, empiezas a darme miedo". Evidentemente yo era medio consciente de mi cambio, en unas semanas había pasado de estar en contra de la violencia de una manera absoluta a considerarla como una opción en ciertas ocasiones.
La pregunta está servida:
¿cómo has pasado de un extremo a otro en tan poco tiempo? 
Porque mis convicciones eran claras y firmes, y mis sentimientos aún más.
La respuesta la he encontrado hoy escuchando l'ofici de viure, son aquellas casualidades, de repente alguien te susurra al oído algo que en el fondo ya sabías, pero en lo que no habías prestado atención.
"- ¿hace falta que los medios de comunicación nos repitan una y otra vez que estamos en CRISIS, y que no hay salida? Que cada día estamos peor."
Pues no, no hace falta, y yo me he estado intoxicando de imágenes, textos, y otras noticias, sobre desahucios, cargas policiales, reforma laboral, etc... y me estaba volviendo loco, olvidando aquellas buenas noticias que me rodean, y lo más importante, de mi vida al margen de la revolución.
Cuanto más pequeño es el agujero con el que ves el mundo, más pequeño se hace tu mundo.
Conclusión, si te pasas el día comiendo mierda, al final apestas. Es mejor combinar la mierda y las flores, y si te puedes lavar bien después de la mierda, mejor.
¿Cómo lavarse? yo utilizo las cuatro estaciones de vivaldi, y mirar por la ventana a la ciudad que me más me gusta (Barcelona), y respirar diez veces lento y profundo.




domingo, 12 de febrero de 2012

El miedo



- ¿y no le da miedo trabajar de noche en la calle?

- No, yo le temo a los políticos y a las armas que ambos los carga el diablo.

Mucha gente me pregunta por ese miedo abstracto que ellos identifican con “la noche“. Y yo pienso que uno no le teme a la oscuridad, sino a sus propios miedos reflejados en ella, escondidos y agazapados esperándote en la parte más oscura de la habitación.
 
Miedo me da la nueva reforma laboral, las pistolas de los policías, las balas de goma en las manifestaciones, la violencia gratuita en cualquiera de sus formas, pero no aquello que no está.

Ese es el tema, de noche en Barcelona no hay nadie por la calle excepto: taxistas, basureros, policías y personas normales que buscan un lugar para estar más contentos o más tristes.
No hay que temer a lo desconocido, es mejor conocerlo y entonces juzgar.


sábado, 11 de febrero de 2012

Perdiendo la fe




 Últimamente pienso sobre la sociedad y he llegado a la conclusión que vivir en esta sociedad es un tema de fe.


Uno cree o no cree en la justicia, en la democracia, y en definitiva, en el sistema.
  

Votamos cuando nos lo piden, sabiendo que puede que los que vengan nuevos lo cambien todo. Pero que seguro que será para no cambiar nada.

Cuando tenemos un problema acudimos a la policía confiando que nos harán una denuncia con la que ir al seguro, pero sabiendo que el ladrón no será detenido o entrará por una puerta y saldrá por la otra. Desde mi punto de vista, en general, la democracia en mi vida se ha basado en una premisa básica: la comodidad. Encontrar un lugar en esta sociedad en el que estar medianamente cómodo, no hacerme demasiadas preguntas y no mirar mucho a mi alrededor. Un poco como jugar al mikado, uno se centra en sacar su palillo sin mover el conjunto para mantener el equilibrio, cuando saca el palillo el otro jugador, ya no sufro, porque: Es su problema!

Pero últimamente estoy perdiendo la fe en el sistema.

Me empiezo a temer que el sistema solo quiere perpetuarse a si mismo, y que todos sus órganos se ocupan del mismo objetivo.

Al margen de lo que quiera la gente.


viernes, 10 de febrero de 2012

Bye bye by post-it.

Ayer montó una chica en mi taxi.

Acababa de salir de trabajar, y estaba todavía en estado de shock por lo que le había pasado:

- su ahora ex-novio la había dejado después de 12 años de relación.

Nada más allá del día a día de las relaciones en esta ciudad, si no fuera por el pequeño detalle que el chico para darle la mala noticia había decidido dejarle un post-it en el coche con el siguiente texto:

" te dejo, ya no te quiero".